# La Fundación de Xochiapulco.

# La Lucha por la Recuperación de las Tierras Usurpadas.

Los descendientes de la tribu de Teteltipan (hoy Las Lomas Zacapoaxtla), que no se sometieron al gobierno español, cuando notaron que México ya estaba libre de la dominación española, y que ya nadie los molestaba, formaron a finales del siglo XVIII las rancherías de Cuacualaxtla, Cuatecomaco y Texococo.

Los habitantes de estas rancherías, después de algún tiempo, empezaron a hostilizar a los usurpadores de sus tierras; invadiendo con sus animales los pastizales de las haciendas de La Manzanilla y Xochiapulco.

La cumbre de Cuatecomaco estaba poblada por tres barrios: Cuatecomaco, Texcoco y Cuacualaxtla, ilegalmente colonizados por indios nahuas cuyo sustento dependía del acceso como arrendatarios a la hacienda de Xochiapulco y La Manzanilla, finca agrícola y cebadora de ganado que pertenecía a la familia Salgado desde finales del siglo XVIII. La irregular condición de los indios cuatecomacos hace más plausible el relato transcrito por Manuel Pozos, un preceptor de la zona, que decía que eran los últimos restos hostigados de los Teteltipan, etnia que no se dejó conquistar. Pozos sostenía que originalmente este grupo indígena había habitado el terreno ocupado por la hacienda. Los indios Cuatecomacos habían pagado un alto precio por haberse aferrado a su libertad: la despectiva categorización por los españoles de sus mejores tierras -usadas para cultivar maíz y pastorear ganado- como baldíos.

Las raíces del conflicto de Xochiapulco estaban en la apropiación de las tierras que se habían quedado desocupadas después de varias epidemias, sobre todo la devastadora pandemia matlazahuatl (viruela) de 1737. Al recuperarse la población durante la segunda mitad del siglo XVIII, los indios buscaron volver a ocupar las tierras que habían sido suyas desde el principio. En 1755, el capitán Antonio González de Herrera, dueño de la hacienda de Xochiapulco, desarmó a unos rancheros indios que se habían establecido sobre las orillas orientales de la finca por la cumbre de Cuatecomaco quitándoles sus machetes y sus hachas. A continuación les ordenó a los colonizadores ilegales que salieran de su terreno y les denunció ante las autoridades. Gracias a la influencia que ejercía el hacendado sobre la Real Audiencia el pleito se resolvió a su favor, a condición de que les devolviera las tierras a los indios y les concediera tratamiento preferencial en los acuerdos de arriendo. Así permaneció la situación de los indios cuatecomacos hasta que se recrudecieron las tensiones con el terrateniente durante la década de 1840.

Guy P. C. Thomson with David G. LaFrance, 2002, Page 74, Patriotism, Politics, and Popular Liberalism in Nineteenth-Century Mexico: Juan Francisco Lucas and the Puebla Sierra, Wilmington DE, United States of America, SR Books.

Los hacendados en represalia y con el apoyo de las autoridades de Zacapoaxtla, apresaban a los animales matándolos en la mayoría de las ocasiones, a los pastores los maltrataban y apresaban; dándoles libertad mediante rescates muy gravosos.

Al emplearse como peones de las haciendas, recibían un trato inhumano con jornadas excesivas de trabajo, les aplicaban castigos con azotes o encierro, cobrandoles en forma obligatoria el diezmo para el cura de Zacapoaxtla, este conflicto duró muchos años hasta que conocieron a don José Manuel Lucas.

# Don José Manuel Lucas y su Participación en la Lucha por la Recuperación de las Tierras.

Don José Manuel Lucas, indígena descendiente de nobles aztecas, que hablaba español, y con domicilio en el barrio de Comaltepec, cercano a Zacapoaxtla, él junto con su familia (su esposa María Francisca y su hijo Juan Francisco Lucas), se dedicaban al pastoreo de ovejas en tierras cercanas a estas rancherías y a la hacienda de la Manzanilla, ellos eran cardadores de lana.

A finales de 1850, estableció relaciones amistosas con los habitantes de las rancherías (Cuacualaxtla, Cuatecomaco y Texococo). Él sabía que las tierras donde estaban las haciendas de La Manzanilla y Xochiapulco les pertenecieron a sus antepasados, por lo que decidió apoyarlos. Todos estos lugares estaban bajo la jurisdicción de Zacapoaxtla.

Por un conflicto con las autoridades eclesiásticas de Zacapoaxtla, trasladó su domicilio y a toda su familia a la ranchería de Cuatecomaco, que era la principal de las otras dos, los pobladores de esas rancherías lo aclamaron jefe. Desde ese lugar estuvo al pendiente del reclamo de tierras ante las autoridades españolas de Zacapoaxtla.

Mandó a llamar a su hijo Juan Francisco Lucas, que se encontraba trabajando en Altotonga, Veracruz (en el comercio de la lana que producían sus padres), para que le ayudará como secretario en las gestiones de defensa de las tierras arrebatadas. Aunque sólo contaba con 16 años de edad, había cursado su primaria en Zacapoaxtla y tenía los conocimientos necesarios para desempeñar ese cargo; además de que hablaba español.

Juan Manuel Lucas hizo sus primeras gestiones ante las autoridades locales (Zacapoaxtla), el departamento de San Juan de los Llanos (hoy Libres) y estatales, al no obtener respuesta, decidió trasladarse a la capital de la república en varias ocasiones, recorriendo a pie el camino, para gestionar el reclamo de las tierras ante el dictador Antonio López de Santa Anna (siempre acompañado de su hijo Juan Francisco Lucas).

Él y sus acompañantes llevaban como provisiones: tortillas tostadas, maíz tostado, pinole y otras semillas que podían preparar en el viaje. También se alimentaban de los animales que cazaban por el camino y lo que podían conseguir en los poblados que cruzaban a su paso.

Hay una anécdota que describe que en uno de esos viajes, se quedaron sin alimentos, así que don José Manuel Lucas se acercó a la casa de una familia y haciendo uso de conocimientos de curandero (que aprendió de su antepasados), hizo que enfermara gravemente uno de los miembros. Cuando todos lloraban por el enfermo, cortésmente, les pidió que le permitieran examinarlo (ya que él sabía de plantas medicinales). Le preparó un cocimiento de hierbas que fue recolectando en el camino, aliviandolo de inmediato. Por esta acción le recompensaron con comida para él y sus acompañantes, obteniendo fama con los vecinos, de que sabía curar muy bien; lo que le permitió proveerse de más alimentos para subsistir otros días en los que duraban sus gestiones.

A principios de 1852 y regresando de una entrevista con las autoridades estatales, don pasó a visitar al prefecto político del departamento de San Juan de los Llanos (hoy municipio de Libres) para entregarle un oficio, en el que la autoridad superior le daba indicaciones de que atendiera el reclamo de tierras-- el cual recibió de forma despreciativa y grosera--, dando motivo a la exasperación de don José Manuel Lucas, que estalló en cólera al oír la mala voluntad del prefecto, por lo que protestó indignado. Hecho que le ocasionó ser aprendido y quedar sujeto a proceso en el Juzgado de Letras de aquella población; donde permaneció algún tiempo.

Al instalarse un Juzgado de esta categoría en Zacapoaxtla, fue trasladado a ese municipio junto con su proceso. Allí permaneció hasta finales de septiembre de 1852, cuando un día a la media noche, los vecinos de las tres rancherías (Cuacualaxtla, Cuatecomaco y Texococo) tomaron por asalto la cárcel (que estaba fuertemente custodiada) y lo liberaron junto con todos los presos. Esta acción provocó el inicio de un fuerte conflicto con las autoridades reaccionarias de Zacapoaxtla, derivando en varios enfrentamientos armados y que duró muchos años.

  1. Una vez salidos de la prisión, los de Zacapoaxtla vinieron persiguiéndolos hasta estos rumbos y siguió la guerra. No tenían los de aquí sino unas seis u ocho armas de fuego y los garrotes que constituyeron su principal defensa.

Profesor Manuel Pozos, 1904, apartado 12, HISTORIA SUCINTA DE LA POBLACIÓN, Xochiapulco, Puebla, México.

En 1853, don Jose Manuel Lucas hizo otro viaje acompañado de su hijo Juan Fransisco Lucas para continuar con sus gestiones ante el dictador Antonio López de Santa Anna, pero sin resultados favorables, siempre les contestó que la tierra reclamada sería devuelta a sus legítimos dueños; pero nunca llegó a cumplir este ofrecimiento.

# Adhesión al Partido Liberal.

En el año de 1854 don José Manuel Lucas y los Cuatecomacos, entablaron relaciones con varios miembros del Partido Liberal residentes en las principales poblaciones de la región, quienes lo guiaron hacia los principales impulsores del Plan de Ayutla. Él y los vecinos de las tres rancherías se acogieron a dicho plan, logrando el ofrecimiento de apoyarlos en recuperar las tierras que estaban reclamando, además de la provisión de armas y municiones, para formar un grupo armado y luchar por los ideales del mencionado plan.

El 5 de octubre de 1855, en la madrugada, don José Manuel Lucas organizó a los habitantes de las rancherías mencionadas para tomar por asalto la cárcel de Zacapoaxtla, con la finalidad de obtener algunas armas y municiones (de paso dejando en libertad a los presos). Provocando una gran enemistad con las autoridades reaccionarias de esa población.

Al ser reconocido el triunfo del Plan de Ayutla en toda la República y quedando en manos de sus caudillos el gobierno, una de las primeras medidas fue la promulgación de la Ley de Administración de Justicia y Orgánica de los Tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios (el 23 de noviembre de 1855), también conocida como: “Ley Juárez”. Dicha ley restringía las facultades del clero y de los militares en el nuevo gobierno, dando origen a una enérgica reclamación del obispo de Puebla Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos. Esto también repercutió en el pronunciamiento del cura de Zacapoaxtla Francisco Ortega y García; cuyos adeptos y conservadores de ese lugar planearon atacar a la gente de don José Manuel Lucas, con el pretexto de que pertenecían al partido liberal al haber reconocido el Plan de Ayutla.

# Ataque de las Autoridades Conservadoras de Zacapoaxtla.

El 30 de noviembre de 1855, comandados por el subprefecto político de Zacapoaxtla Mariano Martínez, con tres columnas de 300 hombres, atacaron a los pobladores de las rancherías de Cuatecomaco, Cuacualaxtla y Texococo. Pretendían acabar con ellos para darles un escarmiento por ser rebeldes, por su reclamo de tierras y por ser liberales.

Don José Manuel Lucas adoptó la táctica de distribuir a su gente en los campamentos de Las Minillas, Cuatecomaco y Tepechichil (muy cercanos a las haciendas de La Manzanilla y Xochiapulco) y de permitir el triunfo al enemigo en los dos primeros campamentos, con la indicación de que se concentran en el de Tepechichil, a donde mandó llamar a sus mejores tiradores, a quienes les dijo:

...”hoy van a demostrar que así como son buenos para la cacería del venado, les voy a encargar a los cabecillas de nuestros atacantes, cuando yo les de la señal, les disparan”....

El jefe de los atacantes (a quien le apodaban el Viejo Elena) llegó brincando de gusto por la victoria en los primeros enfrentamientos. En esos instantes, se escuchó la señal convenida, a través del sonido de un cuerno, casi al mismo instante se oyeron los disparos, que en forma certera aniquilaron a los cabecillas de los atacantes, los demás combatientes se desconcertaron tanto, y comenzaron a dispersarse; lo que aprovechó la gente de don José Manuel Lucas para atacarlos con bravura; con sus machetes y palos, acabando con la mayoría de ellos, algunos de los que huyeron, se escondieron entre un montón de ramas y al ser detectados por unos perros, las mujeres del ejército liberal, les dieron muerte, otros pocos huyeron para dar cuenta de su derrota a las autoridades conservadoras que los habían enviado.

Los apuntes del Profesor Manuel Pozos escritos en (1904) citan que:

Los jefes principales de esta jornada por parte de Xochiapulco fueron don José Manuel Lucas, Manuel Francisco Dinorín, padre del coronel Dinorín, José María Ascención y algunos otros que aún vivían en 1904.

Al enterarse de este triunfo José Domingo Salgado, dueño de las haciendas de La Manzanilla y Xochiapulco, huyó con su familia a Zacapoaxtla y luego a Tlatlauquitepec; abandonando sus propiedades.

# Reconocimiento del Presidente de la República, para la Fundación del Pueblo de Xochiapulco.

Poco después del triunfo del 30 de noviembre, don José Manuel Lucas pasó a la capital de la República a informar los acontecimientos al General Juan Alvarez, quien presidía al Supremo Gobierno emanado del Plan de Ayutla. Él le dió el reconocimiento de su triunfo y la aprobación de la fundación del pueblo de Xochiapulco, con la promesa de darle la categoría de municipio tan luego como los estados entrarán al nuevo régimen Constitucional, así como otra dotación de armas y municiones, con los que siguió defendiendo a dicho gobierno y las causas del partido liberal.

Don José Manuel Lucas dio instrucciones a sus cabecillas, para ocupar inmediatamente con su gente la hacienda de Xochiapulco, realizando su anhelo de recuperar la tierra de sus antecesores, donde desde luego, fundaron el pueblo de Xochiapulco.

# Fundadores del Pueblo de Xochiapulco.

Algunos de los combatientes y fundadores principales que aún se recuerdan y que fueron investigados por el Profesor Sergio A. Gutierrez Español, son:

  • José Manuel Lucas
  • Juan Francisco Lucas
  • Juan Manuel de la Cruz Xalteno
  • Manuel Francisco Tamanis (Dinorín)
  • Mariano Tamanis (Dinorín)
  • José Theta
  • José María Nexticmexcal (Español)
  • José María Tepetzín
  • Juan José Nexticmexcal (Español)
  • José Miguel Xaltampa
  • Luis Antonio Díaz
  • Juan Antonio Atahuit
  • Juan Antonio Xalteno
  • Pedro Pesmata
  • José del Carmen Cuahutecomaco
  • Antonio de la Luz Tepoztan
  • Antonio Carbajal
  • Juan José Naranjo
  • Pedro Loma
  • Juan José Miranda
  • José de la Cruz Naranjo

Nota: el profesor Manuel Pozos cambió los apellidos originales, por ejemplo: Tamanis por Dinorín. El de Nexticmexcal (maguey de color gris) fue cambiado por algunos de los pobladores por el de Español.

Última Actualización: 1/31/2021, 7:58:51 PM